Mi cumpleaños fue el 19 de abril.
Y aunque ya pasó más de un mes, apenas ahora pude sentarme con calma, revisar mi calendario, y hacer algo que quiero volver tradición:
cerrar el ciclo con conciencia.
Porque este último año no solo fue intenso…
Fue transformador.
-Terminé una relación.
-Conocí al Papa.
-Hice el Camino de Santiago.
-Corrí mi primer maratón.
-Y me mudé de ciudad.
Pero más allá de los hechos, lo que más me marcó fue lo que no se puede ver:
– Las preguntas que me confrontaron.
– Las decisiones que me rompieron.
– Las partes de mí que tuve que dejar morir.
Cada una de esas experiencias me dejó una lección que no me quiero guardar.
Y por eso hoy quiero compartirte lo que aprendí.
No como lista de logros.
Sino como recordatorio de lo que más me transformó.
Hay años en los que no solo creces...
Hay años en los que te reordenas.
Y este fue uno de ellos.
Lo que aprendí de los 31 a los 32
1. Sobre el propósito:
-Caminar no es avanzar. Caminar es volver a ti.
El Camino de Santiago me enseñó que el cuerpo también reza.
Que el movimiento no solo libera tensión, sino que ordena ideas.
-No estoy solo en esta misión.
Conocer al Papa me recordó algo que se me había olvidado:
Que no estoy solo.
Caminar, escuchar, servir…
No son actividades. Son maneras de volver a lo esencial.
2. Sobre el dinero:
Tu relación con el dinero refleja tu relación contigo.
En un retiro, me preguntaron:
“Si el dinero fuera un personaje de Disney, ¿cuál sería para ti?”
Y contesté: Pedro el Malo.
Ahí entendí que llevaba años viendo al dinero como un villano.
Pero no es malo. Solo revela lo que hay dentro de ti.
Cuando cambié esa narrativa, cambió mi enfoque.
Hoy sé que ganar dinero no es malo si lo haces con propósito.
Y que abundar no es vanidad si tu intención es servir.
3. Sobre las relaciones:
-No todo lo que empezó con amor, debe terminar en compromiso.
El sesgo del “costo hundido” es real.
Nos quedamos en relaciones solo porque “llevamos mucho tiempo”.
Pero este año entendí que no estás aquí para cumplir expectativas ajenas.
Estás aquí para vivir en coherencia.
Y en coherencia también está el soltar.
-Aprendí que si quieres que una relación prospere, tiene que haber comunicación valiente.
Nada de guardar lo que incomoda. Hablarlo… es cuidarlo.
Recomendación
Justo acabo de subir un video a YouTube donde hablo a fondo sobre estos aprendizajes.
Fue un año intenso… y necesitaba contarlo bien. Sin filtros. Con intención.
Si sentiste que algo de este newsletter te habló directo al corazón, ve a ver el video.
Ahí te explico cómo categorizo mis aprendizajes y qué me ayudó a vivir este ciclo con propósito.
Aquí te lo dejo:
“No cambié por cumplir años.
Cambié porque ya no podía seguir siendo quien era.”-Rorro Echávez
Gracias por leer.
Gracias por caminar conmigo, aún desde lejos.
Gracias por no tenerle miedo a lo incómodo.
Hoy quiero dejarte esta pregunta:
¿Qué fue lo más difícil que viviste este año…
y qué aprendiste de ti en ese proceso?
Si quieres compartírmelo, aquí estoy.
Respóndeme este correo.
A veces, escribirlo ya es empezar a sanar.
Ánimo siempre,
Rorro
Fue un año tormentoso, me separé de mi familia, no fue en buenos términos y por 3 meses me consumió el enojo, rabia y rencor… cumplidos esos 3 meses mi corazón estaba apagado, sentí una carga moral…. Viaje a Río de Janeiro y me encontré a mí misma, decidiendo tener presente la buena versión que conocí de mis papás, lo bondadosos que fueron conmigo cuando yo era una niña vulnerable y perdoné…. Aunque en familia se cometan errores, la familia es regalo y prefiero mantenerme con la mejor versión que conocí de cada uno… no todos somos perfectos
Te felicito, veo que a tus años estas logrando tus propósitos.
Yo soy un afortunado, actualmente jubilado, que ha vivido su vida, evitando las complicaciones, eso no quiere decir que no he vivida sin intensidad, cuando he tenido que trabajar duro, cuidar de mis hijos y tratar de entender a mis parejas en su momento lo hice. Me digo afortunado porque en cada etapa de mi vida he logrado las metas que me he propuesto, le digo a mi actual pareja que necesitamos cuidar nuestra salud física, emocional y financiera y evitar darle lata y molestias a los que nos rodean. Siempre reinvertia las ganancias, tratando de ofrecer una mejor vida a mis seres queridos, ahora nos estamos ocupando de tener los recursos económicos para vivir con libertad financiera nuestros últimos años y seguir viajando. Tengo 73 años, afortunadamente sano; por cierto hicimos el camino de Santiago, hoy hace dos años, toda una experiencia, física, emocional y espiritual muy recomendable.